lunes, 15 de diciembre de 2008

Ensayo de Ana María

Es indiscutible que la sociedad siempre ha sido y será una sociedad en cambio permanente. No considero la evolución y el cambio como algo negativo, sino todo lo contrario; pienso que toda evolución es positiva siempre que seamos receptivos al cambio y estemos preparados para ello.

Considerándolo de esta forma, entender el cambio social nos lleva a un óptimo grado de desarrollo personal, profesional, es decir, a un adecuado y necesario desarrollo social.

El cambio en la sociedad lo hacemos nosotros y por lo tanto no podemos resistirnos. Nosotros vamos moldeando el cambio social. Vamos construyendo la sociedad que queremos. Es triste pero cierto que nos negamos a aceptarlo y no respondamos ante ello. Nos negamos a aceptar los cambios de todo tipo y por lo tanto surgen situaciones de incertidumbre, de no saber cómo actuar ahora.

Esta incertidumbre, sin duda, llega al ámbito de la educación e implica apostar por un tipo de centro educativo que supere concepciones estructuralistas y funcionalistas. Fomentando una escuela que, desde una actitud reflexiva, cambie sus líneas de actuación, transforme su funcionamiento, enriquezca sus fines, objetivos y recursos de todo tipo para responder al cambio. Tal y como afirma Peter Senge una nueva escuela preocupada por el aprender cómo aprender.

Tal y como indica Gento Palacios, la eficacia radica en una buena organización de la participación, apostando por la intervención de individuos o grupos de personas en la discusión y toma de decisiones que afectan para la consecución de objetivos comunes, compartiendo para ello métodos de trabajo específicos. Cumpliendo además unas condiciones y una determinada metodología para su ejercicio por parte de los elementos comunitarios tanto internos como externos al propio centro.

Estoy de acuerdo en que se ha de profundizar en la escuela participativa que potencia desde el diálogo unas relaciones más horizontales entre los miembros de la comunidad educativa y que se orienta a la formación crítica de los individuos con la finalidad de que sean capaces, no sólo de entender la sociedad en la que viven, sino de colaborar en su definición y mejora. La escuela y el profesorado debe ser hoy, más que nunca, agentes muy activos en el cambio social que vivimos, pero, como parece evidente, asumiendo cada quien la responsabilidad que le corresponda en esa transformación.
Sin negarnos al cambio hemos de incorporar a los currículos, tanto en la fase de su diseño como en la de su desarrollo, aquellos valores morales de la sociedad actual, respondiendo a las necesidades del momento; asimismo la zona en que nos encontremos, la ubicación y lugar de desarrollo de nuestra práctica pedagógica perfilará las líneas de actuación base que pretendamos, siempre adaptándonos al contexto, necesidades e intereses del momento.

Lo verdaderamente importante es saber encontrar los fundamentos de qué enseñar, de las competencias educativas a las que la comunidad educativa ha de responder. Destacando la presencia entre ellas de la competencia emocional en una sociedad con los valores y emociones bastante alterados por el cambio y la competencia digital o de tratamiento de la información que tanto impera actualmente al ser las nuevas tecnologías el motor de la sociedad actual.

Responder al cambio significa reflexionar sobre la práctica y retroalimentar sobre cualquier cuestión o situación que se presente. La reflexión sobre la práctica es el mejor método de investigación ya que es investigación acción en el sentido literal de la expresión. Las experiencias vividas van a ser la base sobre la que cada docente va a ir forjando su forma de actuar en cada contexto y situación.

Desde la experiencia puedo decir que la mayoría de los Centros educativos y un elevado tanto por ciento del profesorado trabajan con ideales bastante actuales, respondiendo a la situación actual de la sociedad y a lo que se demanda. Son profesores con capacidad de cambio, y preocupados por una formación y actualización de su currículo con el fin de reciclarse y no quedar estancados con sus tradicionales técnicas docentes. La mayoría de Centros educativos están trabajando en proyectos de innovación, que dotan de gran cantidad de recursos a los mismos, destacando los recursos humanos de formación del profesorado. Es increíble la cantidad de maestros/as que hay implicados en estos programas. Asimismo, los equipos docentes en mayor o menor medida trabajan con una base tecnológica, tienen integradas las nuevas tecnologías en el currículo en la medida en que sus recursos materiales se lo permiten. Es importante mencionar que el provecho de los avances tecnológicos es bastante considerable ya que los tiempos muertos son cada vez menores y los resultados obtenidos son realmente positivos.

Siempre hay excepciones y reconozco que existe una minoría de docentes y de Centros educativos reacios al cambio y a embarcarse en esta aventura de la innovación, experimentación y reflexión de nuevas experiencias; desde mi corta experiencia animo a embarcar en esta ideología ya que son realmente gratificantes las experiencias que se viven.

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